Por el pájaro enjaulado.
Por el pez en la pecera.
Por mi amigo, que está preso
porque ha dicho lo que piensa.
Por las flores arrancadas.
Por la hierba pisoteada.
Por los árboles podados.
Por los cuerpos torturados
yo te nombro, Libertad.
Por los dientes apretados.
Por la rabia contenida.
Por el nudo en la garganta.
Por las bocas que no cantan.
Por el beso clandestino.
Por el verso censurado.
Por el joven exilado.
Por los nombres prohibidos
yo te nombro, Libertad.
Te nombro, en nombre de todos,
por tu nombre verdadero.
Te nombro y cuando oscurece,
cuando nadie me ve,
escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad.
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad.
Tu nombre verdadero,
tu nombre y otros nombres
que no nombro por temor.
Por la idea perseguida.
Por los golpes recibidos.
Por aquel que no resiste.
Por aquellos que se esconden.
Por el miedo que te tienen.
Por tus pasos que vigilan.
Por la forma en que te atacan.
Por los hijos que te matan
yo te nombro, Libertad.
Por las tierras invadidas.
Por los pueblos conquistados.
Por la gente sometida.
Por los hombres explotados.
Por los muertos en la hoguera.
Por el justo ajusticiado.
Por el héroe asesinado.
Por los fuegos apagados
yo te nombro, Libertad.
Te nombro, en nombre de todos,
por tu nombre verdadero.
Te nombro y cuando oscurece,
cuando nadie me ve,
escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad.
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad.
Tu nombre verdadero,
tu nombre y otros nombres
que no nombro por temor.
Yo te nombro,
Libertad.
Nacha Guevara
De Playing for change por un mundo mejor a Democracia real ya cierta esperanza e ilusión alienta nuestra indignación casi siempre silenciosa, solitaria, impotente, verbal y frustrada. De repente algo se mueve y merece una oportunidad. Tengo en mis manos dos libritos que en parte pueden ser inspiradores o tal vez reflejo de estos movimientos asamblearios, espontáneos que a través de las redes sociales se alimentan y están tomando la calles pacíficamente: Indignaos y Reacciona. Muchas ideas y razones para que jóvenes y ciudadanos en general no renuncien a informarse, responsabilizarse y actuar frente a los atropellos y la injusticia y contra la indiferencia o el consumismo de un sistema del que se aprovechan unos pocos. Lástima que ambos libros lleven un copyright amenazador que prohibe su distribución sin permiso porque se trata de una oportunidad perdida de que los autores mostraran la coherencia entre forma y fondo que tanta sinceridad y honestidad aporta a las creaciones intelectuales superando la mercantilización de la cultura. En este caso podrían haber optado por la libre distribución a través de los canales que las nuevas tecnologías proporcionan. Para predicar con el ejemplo.
Lo cierto es que entre las escasas fisuras de la perplejidad y escepticismo que provoca la observación de la realidad nacional e internacional que nos abruma y acecha, las noticias de movilización pacífica y ciertas mesuradas palabras de reivindicación de libertad y justicia social infunden algo de optimismo e ilusión. Cuando la juventud se aleja (o nos alejamos de ella) y se da por perdida cualquier capacidad para mejorar el mundo (a uno mismo, a nosotros) emociona volver a creer que podemos sacar algo mejor de la naturaleza humana . Que la miserable realidad existente tal vez no sea inamovible; que los recurrentes fracasos de las revoluciones históricas no están condenadas a la misma deriva de fatal traición a sus objetivos primigenios; y que, tal vez no siempre se salgan con la suya, los hipócritas y aprovechados explotadores que han vendido su alma al capital (a sabiendas o por ignorancia egoísta, como promotores, subalternos o voceros ) ocultándose en la coartada del mercado, acaparando el poder en su beneficio, impunes ante la alienación de casi todos. Hace falta una democracia verdadera, otra sociedad y una regeneración de la necesaria política recuperando los principios y valores éticos que desde el espíritu de la Ilustración han viajado creciendo, ampliándose y encarnándose en varias generaciónes de derechos declarados y propuestos a lo largo de los siglos XIX y XX. Pero a todos los que en esta fechas se indignen y reaccionen, les diría que si estamos dispuestos a luchar por un mundo mejor, miremos más allá de nuestro ombligo y evitemos volver a construir nuevos estados de bienestar sobre la miseria y explotación de la inmensa mayoría de la humanidad. Si queremos recuperar un estado social (una convivencia social más justa) miremos hacia un horizonte más amplio y universal. Y echemos algo de imaginación. Los partidos políticos, instituciones y agentes sociales tradicionales estan anquilosados, obsoletos y deben refundarse o desaparecer.
¿Tiempo de ilusiones? No es nada fácil,por la capacidad del sistema de engullir y abducir a sus adversarios. La realidad es muy compleja y los intereses creados muchos frente a la frágil naturaleza humana. Suponiendo que exista algo que designe tal nombre. En cualquier caso, suerte.
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EL MANIFIESTO
MANIFIESTO “DEMOCRACIA REAL YA”
Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie.
Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:
- Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.
- Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
- El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.
- La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.
- El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.
- La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
- Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
- Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.
- Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.
Por todo lo anterior, estoy indignado.
Creo que puedo cambiarlo.
Creo que puedo ayudar.
Sé que unidos podemos.
Sal con nosotros. Es tu derecho.
La ironía de Miguel Brieva |