domingo, 22 de noviembre de 2015

Del tener al ser o la recuperación de las Humanidades

 
La filosofía debe   iluminar la  urgente  y necesaria reflexión  para saber a dónde vamos con el sistema socioeducativo de pensamiento único que nos invade.  Basado en la creencia de qué vivimos en el mejor  de los mundos posibles, de que las cosas son como son y todo responde a un  fin específico, nada nos puede obligar a cuestionar el orden establecido, Es una proyección de El fin de la historia de Fukuyama en la realidad vivida: hemos llegado a dónde teníamos que ir.  Es necesario desvelar que se esconde tras la trivialidad de ese optimismo racionalista infundado del Doctor Pangloss  (del aquél que habla locuazmente todas las lenguas pero sin pensar) e intentar sustituirlo por el optimismo epicúreo y, más allá de las apariencias impuestas, recuperar los sentidos primeros y referenciales de las palabras. Nuestro sistema educativo cada vez se parece más al traje nuevo de los charlatanes del cuento en el que  nadie se atreve a decir que el emperador va desnudo.
Massimo Cacciari, Nuccio Ordine y Erich Fromm: tres filósofos nos alertan de las consecuencias de la derrota y del   "esto es lo que hay" como fatal asunción del destino que otros definen al calor de sus espurios intereses.

De la paideia a la autodestrucción a través del complejo de inferioridad lingüística
Aquella idea de formación como camino a la excelencia, la paideia de los clásicos, pasa por malas horas. No sólo en España, y no sólo marginando la filosofía de los planes de estudio. Ya no se enseña ni latín ni griego y, por lo que se refiere a la literatura, sólo hay interés por la del país donde se imparte. El de masacrar las humanidades es un discurso que se ha instalado hace tiempo en Europa. La idea que sostiene este proyecto es un mito: que el pasado, pasado está; y que por tanto está muerto. Y eso no es cierto: el pasado siempre es problemático y vive en la memoria actual, forma parte del proyecto de futuro. Está vivo en la palabra, en la lengua. Pero hoy es que ni siquiera importa lo que estamos diciendo. Basta ver los debates en televisión, donde las palabras se tergiversan sin ningún pudor. Al marginar la filosofía y las humanidades, Europa se está destruyendo a sí misma. Lo que resulta paradójico es que sea Europa la única empeñada en borrar sus propias huellas. Ni Estados Unidos, ni China, ni Japón han tomado esa dirección. 
En cambio, Europa sí le ha dado la espalda a su legado –al humanismo, al Renacimiento, al idealismo alemán–-- y entiende que el futuro pasa solo por el crecimiento del PIB y por adaptarse a las exigencias del presente inmediato”.

El conocimiento no se compra

Todo puede comprarse, es cierto (…) pero no el conocimiento: el precio que debe pagarse por el conocimiento es de una naturaleza muy distinta. Ni siquiera un cheque en blanco nos  permitirá adquirir mecánicamente lo que sólo puede ser fruto de un esfuerzo individual y una inagotable pasión (…) sólo el saber puede desafiar las leyes del mercado. Yo puedo poner en común con los otros mis conocimientos sin empobrecerme (…) dando vida al milagro de un proceso virtuoso en el que se enriquece, al mismo tiempo quien da y quien recibe. Frente a la carrera insensata hacia la tierra prometida del beneficio, la mirada fija “no permite ya entender la alegría de los pequeños gestos cotidianos, ni descubrir la belleza que palpita en nuestras vidas: en una puesta de sol, un cielo estrellado, la eclosión de una flor, la ternura de un beso, el vuelo de una mariposa, la sonrisa de un niño. A menudo, la grandeza se percibe mejor en las cosas más simples”


Erich Fromm 1974.jpg

El peligro de la normalidad patológica  modelada socialmente o de una vida sin sentido. A propósito de Erich From
 tener al ser
Erich Fromm nos explica que no es posible adquirir la sabiduría de la vida sin ningún tipo de esfuerzo o de sufrimiento -un engaño alimentado por la ideología consumista- y nos propone que nos esforcemos en recuperar nuestra fortaleza física, psíquica y espiritual, así como nuestras posibilidades de independencia, para que podamos abandonar la obsesión por el tener, característica de las condiciones económicas, políticas y sociales de la sociedad moderna, y centrar nuestra atención en el ser.
Psicoanálisis de la sociedad contemporánea
Una alerta contra la patología de la normalidad. la patología socialmente  modelada que conduce, en el mejor  de los casos,  a la enajenación «... un modo de experiencia en que la persona se siente a sí misma como un extraño. Podría decirse que ha sido enajenada de sí mismo. No se siente a sí mismo como centro de su mundo, como creador de sus propios actos, sino que sus actos y las consecuencias de ellos se han convertido en amos suyos, a los cuales obedece y a los cuales quizás hasta adora»