miércoles, 20 de noviembre de 2013

Diario emocional de un perplejo aprendiz de coachee

Como buen aprendiz de  coachee (diré mejor pupilo o alumno, aunque el anglicismo me hace sentir como un indio de las grandes llanuras americanas como los lumbee, los sioux o los cheroqui) acabo de hacer los deberes inspirado por mi admirado mentor.

Empezamos con una simpática aproximación con humor al coaching como entrenamiento para controlar las emociones 

 


Aprendemos que nuestra fortaleza o debilidad depende de cómo sepamos  gestionar conducta, pensamientos y  emociones. Me pongo manos a la obra con los tres.
 

Conducta.  Camino hora y media mientras se pone el sol, después a la  ducho y a continuación me siento ante el ordenador con una infusión  frutal de ciruela y vainilla acompañada de olivo, pasiflora, espino blanco y fumaria. Mi inteligencia generadora sugiere la idea de hacer lo que estoy haciendo en este instante: recuperar mi blog  paralizado desde abril de 2013 cuando escribí la última entrada dedicada al difunto sabio José Luis Sampedro. Por cierto, para ciclistas, corredores y caminantes con móvil, recomiendo la aplicación Endomondo Sports Tracker

Emociones. Caminando, no se cómo, aparece el rostro de Spencer Tracy y de inmediato  es el de Carl Fredricksen junto a su amada Ellie. Entonces imagino una de las secuencias más emotivas del cine de animación.
 

 

File:Judgment at Nuremberg-Spencer Tracy.JPG
Spencer Tracy

 

 
Pensamientos. Sentado ante la pantalla, se activa la “working memory”. Asocio la idea principal de sesión de coaching de hoy con un texto que  leí hace poco en uno de esos viajes dentro  de ese  cerebro global que es google.
 
"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ’superado’.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”

El texto lo atribuyen a Einstein, algunos dicen que es citado en su libro publicado en 1935 Mi visión del mundo (The world as I see it) en el que  hay algunas referencias a las consecuencias de la crisis del 29. Este otro fragmento de gran belleza está así en su libro:
 
" Curiosa es nuestra situación de hijos de la Tierra. Estamos por una breve visita y no sabemos con qué fin, aunque a veces creemos presentirlo. Ante la vida cotidiana no es necesario reflexionar demasiado: estamos para los demás. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía. Pienso mil veces al día que mi vida externa e interna se basa en el trabajo de otros hombres, vivos o muertos. Siento que debo esforzarme por dar en la misma medida en que he recibido y sigo recibiendo. Me siento inclinado a la sobriedad, oprimido muchas veces por la impresión de necesitar del trabajo de los otros. Pues no me parece que las diferencias de clase puedan justificarse: en última instancia reposan en la fuerza. Y creo que una vida exterior modesta y sin pretensiones es buena para todos en cuerpo y alma. (...) Hay una contradicción entre mi pasión por la justicia social, por la consecución de un compromiso social, y mi completa carencia de necesidad de compañía, de hombres o de comunidades humanas. Soy un auténtico solitario. Nunca pertenecí del todo al Estado, a la Patria, al círculo de amigos ni aún a la familia más cercana. Si siempre fui algo extraño a esos círculos es porque la necesidad de soledad ha ido creciendo con los años. (...) El misterio es lo más hermoso que nos es dado sentir. Es la sensación fundamental, la cuna del arte y de la ciencia verdaderos. Quien no la conoce, quien no puede asombrarse ni maravillarse, está muerto. Sus ojos se han extinguido. Esta experiencia de lo misterioso -aunque mezclada de temor- ha generado también la religión. Pero la verdadera religiosidad es saber de esa Existencia impenetrable para nosotros, saber que hay manifestaciones de la Razón más profunda y de la Belleza más resplandeciente sólo asequibles en su forma más elemental para el intelecto. En ese sentido, y sólo en éste, pertenezco a los hombres profundamente religiosos. Un Dios que recompense y castigue a seres creados por él mismo que, en otras palabras, tenga una voluntad semejante a la nuestra, me resulta imposible de imaginar. Tampoco quiero ni puedo pensar que el individuo sobreviva a su muerte corporal, que las almas débiles alimenten esos pensamientos por miedo, o por un ridículo egoísmo. A mí me basta con el misterio de la eternidad de la Vida, con el presentimiento y la conciencia de la construcción prodigiosa de lo existente, con la honesta aspiración de comprender hasta la mínima parte de razón que podamos discernir en la obra de la Naturaleza. "

Emilio Duró, motivador, coach, optimista y defensor de la felicidad  recorrió las televisiones: de El Hormiguero al programa de Buenafuente, pasando por Jesús Quintero, El loco de la colina


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Despedida emotiva. La memoria trabajadora empieza a buscar las inevitables asociaciones musicales del apellido de Patricia Sosa.

 
 
Y claro, busca y encuentra. Como Si bastaran un par de canciones que Patricia Sosa canta con Juan Carlos Baglieto.
 
 


 Si has llegado hasta aquí te diré que Patricia Sosa nada tiene que ver ni con Mercedes Sosa (La voz de América) ni con Julio Sosa (El varón del tango), salvo que los tres cantan de maravilla, ellas  son argentinas y el uruguayo,  rioplatense por adopción.

¡Hoy resulta que es lo mismo/ ser derecho que traidor!.../ ¡Ignorante, sabio o chorro,/ generoso o estafador!/ ¡Todo es igual!/ ¡Nada es mejor!/ ¡Lo mismo un burro/ que un gran profesor!
 
Si Aprender a volar más que una canción  -dicen que es un himno para la Fundación Pequeños Gestos, Grandes Logros-  también lo son la versión de Mercedes Sosa de Gracias a la vida (compuesta por la chilena Violeta Parra, para algunos la mejor canción en español del siglo XX) y   Cambalache (el tango de los tangos de Enrique Santos Discépolo)
 
 
 
Epílogo.- Mando a descansar asociaciones, pensamientos, inteligencia ejecutiva  y memoria emocional con  la canción Todo Cambia  que interpreta Mercedes Sosa en la emotiva  secuencia final del capítulo de Cuéntame,cuando Mercedes sospecha que tal vez padezca cáncer de mama.  Cuéntame  es la memoria emocional  de mi generación.