Improbable es hacer lo que uno realmente quiere: la
vida es el arte de lo posible y la Navidad, un mito asumido y soñado de
un pasado irrecuperable de alegría transformada en tristeza, nostálgico
casi siempre. Pero siempre queda el optimismo, la ilusión de que emociones
e ideas sean transformadas aunque sea en realidades soñadas. Vivir,
es lo que tenemos.
Nacemos condicionados por la dotación genética que
naturaleza nos otorga, nos criamos condicionados por el contexto social
en el que aterrizamos, crecemos con el azar imprevisible que nos acompaña y
creeemos -tal vez ingenuos- que en algún sitio de este entramado transita algo
que nos identifica como individuos únicos, irrepetibles, conscientes y libres
que necesitamos de los demás.
Muchas veces dentro del narcótico falaz de la
publicidad - si dejamos de lado su finalidad interesada- queda la esencia de
emociones que generan sentimientos que nos hablan de nuestra
cultura y condición humana. Imágenes, música, palabras espacializan el
tiempo en la memoria mediante arquetipos que localizan, certeros, los
puntos sensibles de nuestros cerebros: el profundo de la supervivencia, el del
intelecto y el pensamiento de la razón, el de los sentimientos para
vincularnos al prójimo. Los tres juntos, sin saber muy bien cómo,
conocen, interpretan y da sentido al mundo y a nuestra existencia.
Quiero desearos más que una Feliz
Navidad, algo menos efímero y que perdure en el tiempo
a través de una secuencia de frustrados spots publicitarios. Digo
frustrados, porque si les quitamos su finalidad de incrementar el consumo
apelando a nuestra vulnerabilidad y su intención manipuladora, si dejamos de
lado las polémicas sobre lo políticamente correcto, sobre lo que debe o
no deber ser y nos quedamos con su esencia, descubrimos lo mejor y
entrañable que puede dar de sí la condición humana. Aunque las
intenciones sean otras, siempre podemos creer que miramos y hacemos las cosas
a nuestra manera, que somos libres, que podemos y queremos hacer un mundo
mejor. Y ese sentimiento es el que intenta sobrevivir cada mes de diciembre,
aunque sea oculto tras el disfraz de anuncios publicitarios bien diseñados.
Pues eso,suerte, salud, amor y amistad.