sábado, 4 de enero de 2014

Marx en Panamá



La ampliación del Canal, por el que pasa el 5% del transporte marítimo mundial y que permitirá el tránsito de embarcaciones de mayor tamaño y calado, empezó en 2007 con el compromiso de concluir en octubre de 2014, aunque en 2012 se confirmó que, por el atraso, las labores finalizarán en junio de 2015. El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC)   se hizo en 2009 con la licitación para construir el tercer juego de esclusas del Canal por 3.118 millones de dólares (2.270 millones de euros) e inició los trabajos en agosto de ese mismo año. El costo total de la ampliación asciende a unos 5.250 millones de dólares (unos 3.840 millones de euros). GUPC está formado por la española Sacyr Vallehermoso, la italiana Impregilo, por la belga Jan de Nul y la panameña Constructora Urbana
Los rivales consideraron que la oferta de GUPC aceptada en la licitación era temerariamente baja. Los cables de la Embajada de Estados Unidos en Panamá, obtenidos por Wikileaks mostraban cómo en opinión de Bechtel, la empresa de EE UU que perdió el concurso, la oferta de Sacyr de 3.120 millones de dólares (unos 2.300 millones de euros al cambio actual) no daba ni para “poner el hormigón”. Bechtel había ofertado 4.200 millones de dólares y sospechaba que Sacyr intentaría renegociar al alza el contrato al ejecutarlo.

El  pasado 1 de enero GUPC manifiesta su intención  de suspender las obras de construcción de un nuevo juego de esclusas, la  principal obra de la ampliación del Canal, En la carta enviada, el consorcio reclama a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) “discutir de una manera justa y apropiada una solución, bajo la ley panameña, de los grandes problemas financieros que están afectando el proyecto”, que está ejecutado en un 65%.  El Ejecutivo de Panama no acepta los sobrecostes en los que ha incurrido el grupo de hasta 1.600 millones de dólares (unos 1.200 millones de euros). La Autoridad del Canal de Panamá (ACP), agencia estatal que administra la ruta rechaza la reclamación la reclamación referente a las mezclas de concreto [hormigón] y agregados fue denegada por la ACP” y se remite al contrato.

Mientras la noticia hunde las acciones de Sacyr, la noticia es que algún espabilado bien ubicado, casualmente vendió parte de sus acciones unos días antes asegurando su inversión de varios millones de euros. Dudo que sea el único “bien informado” aprovechando las leyes de mercado y de la libre competencia. De inmediato, el gobierno español interviene como mediador –supongo que esto implicará gastos porque, de momento ¿quién paga el viaje previsto para el próximo domingo de la ministra de Fomento a Panamá?;  y no es disparatado pensar  –como veremos más adelante-  que acabemos todos  pagando o avalando el negocio privado asegurado con dinero público. Lo incomprensible para los que ignoramos las profundicades de la gestión económica empresarial es que  el grupo se apunte los sobrecostes como ingresos (¿?) como si las partes contratantes fueran colegas. Y  tal vez lo fueran. Porque es la única forma de entender las condiciones en las que se produjo la adjudicación cuando -los acontecimientos lo confirman- la propuesta se  alejaba tanto de la razonable y pocos meses después nadie confiaba en que la obra se realizase con éxito y en los plazos previstos. La constructora e  inmobiliaria enriquecida con el boom del ladrillo que acabó endeudada encontraba en el mercado internacional nuevas posibilidades de especular al amparo de los poderes públicos y financieros.
Ahora GUPC amenaza con paralizar la construcción del nuevo juego de esclusas argumentando que  el millonario aumento de costos se debe  a errores en la información aportada por ACP para el diseño de la expansión. Sacyr considera  que  los estudios geológicos en algunas zonas no eran correctos, los materiales no estaban disponibles sobre el terreno (contra lo que se decía en el pliego) para las especificaciones de cemento y hormigón exigidas y, además, ha habido imprevistos como las fuertes lluvias de 2010 (???). Por parte panameña,  se dice que Sacyr hizo una oferta que ahora no pude cumplir por sus propios fallos. Considera que serían razonables unos sobrecostes del 5% o 10%, pero no de más del 50% como exige el consorcio. El arbitraje puede ser complejo
En fin, seguro  que no hay ningún  responsable entre los bien retribuidos ejecutivos  de ambas partes, los de la Autoridad del Canal de Panamá y los  del Grupo Unidos por el Canal con Sacyr-Vallehermoso a la cabeza. Se trata de una casta a prueba de crisis

 La justificación de que cobren una fortuna por su enorme capacidad de gestión, profesionalidad y generación de riqueza se convierte en hipócrita cuando al fracasar nadie cuestiona ni su competencia ni sus ingresos y los gobiernos corren raudos y veloces  a cubrir espaldas y agujeros financieros. Así expliquen esto: Sacyr pierde más de 977 millones de euros por su ajuste interno en 2012 y, no obstante, la compañía tiene dinero suficiente para conceder un adelanto de casi 275.000 euros a su presidente  para poder hacer frente a sus deudas vinculadas con la compra de acciones del grupo. Se trata de un préstamo sin intereses a una persona que posee el 6% del capital. El alto ejecutivo cobra ese mismo año 2,52 millones de euros entre sueldo fijo y variable, casi un 65% más que en 2011. Las facilidades de los ricos poderosos en el mercado libre dónde cada uno ocupa el lugar que merece.

Volviendo al litigio que nos ocupa, es significativo que la Embajada de Estados Unidos en Panamá pidiera en 2009 que se investigase  en qué medida el consorcio liderado por Sacyr estaba recibiendo ayudas públicas. Leo que hay aseguradoras públicas tras las empresas española, italiana y belga. En el caso de Sacyr se trata de la empresa pública Cesce que respondería de casi el 50% de la fianza de unos 300 millones de euros y que está inmersa en un proceso de privatización junto a Loterias y Apuestas del Estado. Ambas tienen beneficios. “Hay algo podrido en Dinamarca…” pronuncia Marcelo el amigo de Hamlet en la tragedia de  Shakespeare. Hay algo podrido en la manera de entender la economía y el poder mundial.


Tal vez deberíamos escuchar a Marx en el Soho o esperar que reaparezca en el canal de  Panamá. ¿Retornará Marx? Sea así o no,  me quedo con las palabras del poeta, “Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera...” Siempre la esperanza de que las cosas cambien. Que así sea.