Las vidas de Goya y Jovellanos sintetizan el cambiante mundo que lleva del siglo XVIII al XIX, en el que acontece la crisis del Antiguo Régimen
Francisco de Goya y Lucientes, "Autorretrato", 1815. Autorretrato de Goya a la edad de 69 años. Con su pose inclinada hacia adelante, Goya, crea un contraste impactante entre la composición desequilibrada y la gran determinación de su mirada, que nos invita a compartir su visión de liberar a la humanidad de los "prejuicios habituales y prácticas erróneas que la costumbre, la ignorancia o el interés egoista han hecho habituales".
La época en la que vivió Goya se corresponde con el despotismo ilustrado de Carlos III y su proyecto de reformas económicas (agraria y fiscal) y educativas para promover el bienestar general de la población española, oponiéndose a los intereses de la oligarquía feudal y la Inquisición; la crisis del Antiguo Régimen durante el reinado de Carlos IV marcado por las repercusiones de la revolución francesa, de la época napoleónica y la decadencia y desprestigio de la monarquía española que culmina en los sucesos de 1808; la guerra de independencia con su violencia y brutalidad, la división entre patriotas y españoles y entre liberales y absolutistas y el arranque de la revolución liberal con las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812; la restauración del absolutismo a partir de 1814 con Fernando VII y la represión de liberales y afrancesados a la que sobrevivió también Goya; las rebeliones liberales que consiguieron recuperar la lesgilación de Cádiz entre 1820 y 1823 y la vuelta al absolutismo que llevó a Goya al exilio en el que murió en 1828. Al menos supo del fin de la Inquisición en España aunque no pudo asistir al final del reinado del “rey felón” que dejó como herencia una nueva guerra civil en 1833, una guerra dinástica e ideológica que enfrentará a los absolutistas carlistas partidarios de sus hermano Carlos María Isidro y a los cristinos/isabelinos del ala más moderada del absolutismo y del liberalismo.
"Alegoría de la Constitución de 1812", 1812-1814. El lenguaje alegórico empleado aquí, se parece al usado durante el período de la Revolución Americana. En el centro se encuentra una hermosa jóven iluminada, que representa la libertad de la nación Española. En su mano izquierda sostiene un pequeño libro de la Constitución de 1812. En su mano derecha sostiene un pequeño cetro. Un anciano barbado la sostiene firmemente del brazo (el Tiempo, con un reloj de arena), y la protege de las tinieblas con sus gigantescas alas. En el primer plano, se encuentra una mujer semidesnuda, que escribe en un fajo de papel. Representa la Historia, cuya tarea es revelar la verdad (en wikipedia está datada entre 1798-1800)
Como artista, empezó en el tardobarroco y el rococó, predominantes en la primera etapa, hasta 1780 aproximadamente, pasó por la corriente academicista tomando como referencia el calsicimsomitaliano y el idealismo clasicista de Mengs, verdadero guía artístico para académicos ilustrados y artistas inquietos, y el neoclasicismo en el reinado de Carlos IV, hasta desembocar en un incipiente romanticismo e impresionismo y en muchos sentidos precursor de las vanguardias
Un pintor y una obra compleja derivada de la fusión del genio de su personalidad con la tumultuosa época en la que vivió. Su aceptación de la razón ilustrada coexistió con su aproximación creciente a lo caótico, oscuro e irracional. Algunos afirman la existencia de dos Goyas: uno el pintor del Madrid optimista, popular y aristocrático de fin de siglo, pintor de la Corte, pintor público de obras de encargo, de tapices y retratos; otro el artísta crítico, satírico, instintivo e imaginativo de los caprichos, los desastres de la Guerra y las pinturas negras con las que desentraña su visión de la Esaña negra. Dos caras de una misma moneda.Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746. Era hijo de un artesano dorador que trabajó en Zaragoza, capital de Aragón. Estuvo en Italia en su años de formación. Hizo trabajos de pintura mural religiosa en Zaragoza y desde 1775 se convirtió en pintor de la Corte en Madrid. Realizó entre 1775 y 1792 los cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara destinados a decorar los salones de la nobleza cortesana. Reflejó en sus obras el Madrid castizo, popular y aristocrático.
"La familia de Carlos IV", 1800. Goya demuestra en este lienzo, la ciencia que aprendió de los grandes maestros. De "Las Meninas" de Velázquez, usa el efecto del "espejo": todas las figuras, y especialmente la reina María Luisa, que está al centro geométrico de la composición (y de la monarquía), posan como si se admiraran a sí mismos en el espejo. Y como Velázquez hizo en su pintura, Goya también se incluyó, a la izquierda, en la parte oscura del lienzo. De "La ronda de noche" de Rembrandt, Goya se atreve a presentar la figura vestida de negro del rey Carlos IV en la parte frontal, sin respetar las leyes formales del "clasicismo". Los miembros de la realeza, estaban encantados con estas representaciones veraces. Cegados por su propia vanidad, sólo vieron el vestido resplandeciente de la reina, y el triunfo del decoro real. El pertenecer a la casta oligárquica les impidió la evidencia de la fealdad moral de su apariencia, o la sombra poderosa que avanza por la izquierda, que anuncia su destrucción. Por lo tanto, Goya, inmortaliza, en verdad, su insensata mortalidad.
Manuel de Godoy", 1801. Godoy, el jóven guardaespaldas de la reina, fue promovido para tomar las riendas del reino. Godoy, que era conocido por sus aventuras sexuales, traicionó a los humanistas por órdenes de la Inquisición. En este retrato, hecho el mismo año que recibió el título de Generalísimo de los Ejércitos de Tierra y Mar, Goya sugiere donde yace su poder real, en las palabras de un biógrafo, "entre sus poderosos muslos, un bastón con mango nudoso se levanta." Goya, pone el trasero de un caballo, al lado de Godoy..
Mientras Goya participará en la decoración de la basílica del Pilar de Zaragoza y de San Francisco el Grande. La enfermedad que sufrió en 1793 (saturnismo, envenenamiento por plomo, común en algunos pintores) le dejó sordo. Pero siguió retratando: Jovellanos, Moratín, la Duquesa de Alba...(en estos años pinto la mitad de sus retratos). De las obras de encargo escapa a las de afirmación personal y al blanco y negro. Inicia Los Caprichos, una serie de ochenta aguafuertes inspirados por el arte de la caricatura en auge en Inglaterra ( Gilmore, Hogarth…) en los que crera un mundo de fantasía y sátira social y política frente a al inmovilismo, el oscurantismo, la tiranía y la opresión religiosa al tiempo que desata una sensibilidad artística subjetiva y de libertad creativa inconcebible en su tiempo. Dicen que sus amigos le llamaron a la autocensura para evitar los conflictos. En 1799 se imprimieron en la embajada francesa y Goya puso a la venta más de trescientas series de los “Caprichos: lenguaje universal, dibujados y grabados por Francisco de Goya”
Las viejas", 1808-1812. Esta pintura, da un giro adicional al Capricho 55, ya que el anciano barbado (el Tiempo, que vimos en "Alegoría de la Constitución de 1812"), está por barrer a las viejas oligarcas con su escoba. La reina María Luisa es identificada, por que lleva en su cabello el mismo broche de diamantes en forma de flecha que vemos en el retrato de la familia real.
La guerra de independencia la pasó en España, mantuvo como otros su puesto de pintor de la Corte de José Bonaparte y se centró sobre todo en sus dibujos y grabados de la serie de Los desastres de la guerra. En ellos denuncia las terribles consecuencias sociales de la guerra y los horrores, un reportaje de las atrocidades cometidas, sin héroes, con víctimas que son individuos de cualquier clase y condición. Una guerra brutal que es algo más que una guerra frente al francés invasor. Una denuncia que trascendien la contingencia de la contienda española, de un tiempo en el que comienza un primer intento de revolución liberal para poner fin alas estructuras socioeconómicas del Antiguo Régimen, de la Inquisición y del régimen feudal. Poco se sabe de la vida personal de Goya durante estos años. En estos años pinta El Coloso -tal vez evocación del monstruo de la barbarie napoleónica- pero también el retrato de El Empecinado labriego convertido en guerrillero que acabó como mariscal de campo en 1814 y ejecutado por “el deseado· diez años más tarde
Juan Martín Díez, el Empecinado (1793-1825). Su figura fue tratada también en uno de los Episodios Nacionales de Galdós
“Goya, vos no merecéis sólo la muerte, pero la horca. Si os perdonamos, es porque os admiramos”. Fernando VII, 1814.Goya no perdió su cargo ni con José Bonaparte ni con Fernando VII. No se significó políticamente con la palabra, al menos públicamente si bien quedó clara su vinculación con los ilustrados afrancesados y muchos de sus amigos tomaron partido por José Bonaparte al que veían más como una garantía de progreso. Como muchos españoles tuvo que conjugar la esperanza de que el monarca francés trajese a España el progreso y las reformas con la profunda herida en su orgullo ante el invasor. Goya pasó y sobrevivió por toda una serie de cambiantes situaciones políticas como refleja la historia del rótulo de su Alegoría de la Villa de Madrid de 1809 que hoy está en el Museo de Historia de Madrid
En 1814 pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de 1808, que sientan un precedente tanto estético como temático para el cuadro de historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad que vive el artista, sino que alcanza un mensaje universal. La carga de los mamelucos y Los fusilamientos del 3 de mayo o de la Montaña de Príncipe Pío.
La intención de estas obras la manifiesta el propio Goya: "Siento ardientes deseos de perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa."
Saturno devorando a un hijo. Goya usa una metáfora poderosa para presentar una "idea pesada". Saturno es el nombre romano del titán griego Cronos (el tiempo). El artista muestra el egoismo del "antiguo régimen", una generación tan preocupada consigo misma, que prefiere devorar su descendencia antes de verse privada de sus privilegios y comodida
Duelo a garrotazos prefigura la lucha entre las Dos Españas que se prolonga en el siglo XIX entre progresistas y moderados, y en general en las posturas antagónicas que desembocaron en la Guerra Civil Española.
Goya se va al exilio en 1824. Tenía entoces 78 años. Una litografía muestra el dibujo de un anciano que camina con la ayuda de dos bastones, con la siguiente leyenda: “Aún aprendo”. La lechera de Burdeos adelanta el impresionismo y hay quie la mira como la añoranza de Goya por la vida juvenil y plena, del mijos modoe que los versos de Antonio Machado, también exiliándose de otra represión, recordaba «estos días azules y este sol de la infancia». Muere en 1828 y desde 1919 sus restos descansan en la ermita de san Antonio de la Florida.
Goya y Jovellanos
Arturo Azuela (México DF, 1938)
Goya hizo dos retratos de Jovellanos:
En 1798, Goya es el pintor de la Corte y como tal hace el primer retrato de Jovellanos (en el Museo del Prado). al poco tiempo de ser nombrado ministro de Gracia y Justicia. Firma en la carta que lleva en la mano. Tras el ministro sentado y melancólico, aparece Minerva diosa de la sabiduría y protectora de las artes que se apoya en el escudo del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, cuyo promotor y fundador fue el propio Jovellanos. Para muchos, culmina “el retrato intelectual goyesco, simbólico y amistoso, digno y elegante, refinado y sincero” del ilustrado que tanto influyó en su forma de ver el mundo.
El segundo retrato es el de Jovellanos en el arenal de San Lorenzo y ha sido recientemente noticia por aparecer, tras haber sido escaneado, un retrato de una joven en la capa inferior. Los estudiosos de Goya dicen que eso es habitual en su obra, reciclaba retratos antiguos para tardar menos en realizar los retratos de sus amigos, que sólo posaban para él durante una única sesión. Ambos personajes están en la misma postura, algo justificado por esa búsqueda de economía en el tiempo.
Retrato de Gaspar Melchor de Jovellanos, 1783. Museo de Bellas Artes de Asturias
A tenor de sus dos nombres de pila –Gaspar y Melchor– alguno se dirá, incluso medio en broma, que falta Baltasar. Pues ni medio en broma, porque efectivamente se llamaba Baltasar Melchor Gaspar María Jove Llanos y Ramírez. Sus devotos padres, de linaje ilustre pero sin excesiva fortuna, así lo decidieron. Querían que el bebé los llevara, en honor a los Reyes Magos, ya que había nacido en 5 de enero. De 1744. Y, por supuesto, a la retahíla de nombres se unía el de la madre de Jesús. Ese ambiente religioso resultó fundamental a la hora de comprender el discurrir por los primeros años de vida del joven, el décimo de doce hermanos. A las niñas las destinaron para el matrimonio desde muy jóvenes, mientras que a los niños les esperó una larga formación escolar. En su caso, con solo 13 años, se fue a vivir a Oviedo de la mano del obispo Manrique de Lara. Su precoz objetivo era estudiar Filosofía, una rama del saber vinculada a la Ilustración desde que arrancara en aquel tiempo para dar luz después de siglos de tinieblas en los que la razón estuvo siempre supeditada al designio divino.
Fuente: historiavieja
"Nadie mejor que Jovellanos para poner rostro al movimiento de la Ilustración"
Nació en Gijón, en 1744. Este poeta, economista y estadista, inspirado por Campomanes, se convirtió en la figura más importante y noble de los “ilustrados”. Estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá de Henares. Se doctoró en cánones (1761) y entró en la Administración. En 1767 fue a Sevilla con el cargo de alcalde del crimen (letrado que integraba determinadas salas de algunas Audiencias y Chancillerías). En 1778 se traslada a Madrid. En 1782 formó parte de la comisión que puso en marcha el Banco de San Carlos. Fue miembro de la junta de comercio de la Sociedad Económica Matritense y, desde diciembre de 1784, su director. Redacta diversos estudios sobre la economía de España, entre los que tiene singular valor el Informe sobre la Ley Agraria, en la que aboga por la liberalización del suelo, recogiendo el pensamiento liberal, norma sobre la que el Consejo de Castilla había volcado sus esperanzas para reformar y modernizar la agricultura peninsular. Fue miembro de la Real Academia de la Historia (1779), de la Real Academia de San Fernando(1780) y de la Real Academia Española (1781). En 1787 presentó el drama “El delincuente honrado”. Con el inicio de la Revolución francesa paralizó con Carlos IV las ideas ilustradas y apartó de la vida pública a la mayoría de los pensadores avanzados.Probó la poesía con las epístolas “Jovino a sus amigos de Salamanca”, de tono moralizante y neoclásico, y “A sus amigos de Sevilla”, de contenido sentimental. En 1797, Manuel de Godoy, el favorito de la reina María Luisa, lo nombró Ministro de Gracia y Justicia. Intentó reformar la justicia y frenar a la Inquisición pero apenas duro 9 meses y regresó a a Gijón.Bajo presión de la Inquisición, se le acusó de haber introducido en España un ejemplar de “El contrato social" de Rousseau, y fue encarcelado y deportado a Mallorca (1801). Hasta mayo de 1802 residió en la Cartuja de Valldemosa, donde escribió “Memoria sobre educación pública”. Confinado en el Castillo de Bellver, fue liberado tras el motín de Aranjuez (1808). Con la invasión francesa en 1808, se convirtió en la eminencia gris de la Junta Central de la resistencia de los patriotas españoles en Sevilla. Murió en Puerto de Vega, en 1811.
Ideas económicas. Informe sobre la ley agraria. Fisiócrata y liberal
Jovellanos cultivó varios géneros literarios (como poesía y teatro) pero sus escritos principales fueron ensayos de economía, política, agricultura, filosofía y costumbres, desde el espíritu reformador del despotismo ilustrado. Entre ellas destacan el Informe sobre la ley agraria, que escribió en una primera versión en 1784 pero que no envió hasta 1787 a la Sociedad Económica Matritense, que la remitió al Consejo de Castilla y que se publicó en 1795. En ella Jovellanos se muestra partidario de eliminar los obstáculos a la libre iniciativa, que dividía en tres clases: políticos, morales y físicos. Entre ellos estaban los baldíos, la Mesta, la fiscalidad, la falta de conocimientos útiles de los propietarios y labradores, las malas comunicaciones y la falta de regadíos, canales y puertos. Para corregir esta situación Jovellanos propone que los baldíos y montes comunales pasen a la propiedad privada, disolver la Mesta, cercar las fincas, y que los arrendamientos estén basados en el pacto libre entre los colonos y los propietarios, además de la limitación de los mayorazgos y la supresión de la amortización eclesiástica o de la eliminación de las trabas sobre los agricultores, además de la reforma de los impuestos.Estas medidas crearían las condiciones para la constitución de un mercado de tierras, un aumento de la producción y la creación de un mercado nacional unificado que posibilitarían que aumentara la población y su nivel de vida, lo que serviría de base para el inicio de la industrialización.
Ideas educativas.- Ilustrar a los pueblos para que sean felices
Considera Jovellanos que la educación es el fundamento de la felicidad de los pueblos: “para hacer a los pueblos felices era preciso ilustrarlos” , pues la educación es “el primer origen de la prosperidad social” de los estados , al mismo tiempo que base de la virtud y las costumbres sin las cuales “ningún estado puede prosperar, ninguno subsistir” . Con este planteamiento, llega a la muy halagüeña conclusión de que “con la instrucción todo se mejora y florece; sin ella todo decae y se arruina en un estado” . En contrapartida, la causa de todos los males (infelicidad) es la ignorancia: “¿No es la ignorancia el más fecundo origen del vicio, el más cierto principio de corrupción?” .A esto habría que añadir la reforma de la enseñanza, para hacerla más práctica, dándole más importancia a las materias científicas, y la inversión del Estado en obras públicas.
Ideas políticas.- Los jovellanistas
Recibieron este nombre un buen número de intelectuales españoles opuestos a Napoleón que seguían las doctrinas de Jovellanos, el gran pensador de la Ilustración, muerto en plena guerra de la Independencia.No aceptaron las renuncias de Bayona pero, como los afrancesados, defendían la necesidad de reformas y de una constitución acorde a la tradición española.Tomaban como modelo el sistema político británico. El poder judicial debía ser independiente, pero el poder legislativo y el ejecutivo debían estar unidos, puesto que las Cortes (constituidas por los tres estamentos tradicionales) debían tener también labores en el gobierno.
Fuentes:
GOYA EN PROFUNDIDAD
Goya y su tiempo. Enlaces para preparar una visita al Museo del Prado
Básicos de Madrid: Goya en el Museo del Prado. Un vídeo que muestra una rápida visita virtual
Goya en Artehistoria
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