lunes, 26 de septiembre de 2011

Visiones sobre un conficto

Una carta de un profesor de Filosofía a la presidenta de gobierno (una realidad autonómica y una aspiración nacional), otra carta abierta de una alumna de Bachillerato y el artículo de un historiador arrojan luz al conflicto que vivimos en la enseñanza pública,
Aquí dejo también un enlace a los documentos de la FAPA Giner de los Ríos


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DOMINGO - 25-09-2011

Dan la impresión de no saber de qué están hablando, pero lo saben demasiado bien. La presidenta y la consejera de Educación de la Comunidad de Madrid han logrado exasperar con sus desplantes y ademanes autoritarios a padres, profesores y alumnos de los centros públicos. Despido en masa de profesores mal llamados interinos (en realidad, ejército industrial de reserva que llevan años presentándose y aprobando oposiciones sin obtener la plaza que desempeñan), aumento de horas lectivas, amenaza de supresión de tramos de enseñanza gratuita: parte del programa oculto del PP sobre la enseñanza pública sacado a la luz por estas intemperantes líderes madrileñas.

Por supuesto, saben de sobra qué es un interino y cuántas son las horas de jornada laboral; como saben también de qué va todo esto: infligir un daño irreparable a la escuela pública. La niña de sus ojos es, y siempre ha sido, la privada, que venía experimentando desde hace medio siglo un claro retroceso que ellas se han empleado en detener y revertir. El número total de centros públicos dedicados a enseñanzas de régimen general no universitarias (infantil, primaria, ESO, Bachillerato, FP) ascendía en Madrid a 1.235 en 1999, mientras los privados eran 809. Diez años después, en 2009, el número total de centros privados, que han experimentado una fortísima expansión en el nivel de enseñanza infantil, es 1.611, mientras los públicos se quedan en 1.573.

Esta inversión de la relación entre escuela pública y centros privados prueba bien la "gran sensibilidad hacia los problemas que afectan al sector de la enseñanza privada" mostrada por Esperanza Aguirre. Nada de extraño que la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada haya expresado con esas palabras su agradecimiento por la desgravación fiscal de gastos de enseñanza, con un máximo que ha subido este año de crisis de 500 a 900 euros, y que devuelve a los contribuyentes más de 60 millones de euros, suficientes para mantener en sus puestos a todos los interinos.

Y prueba, sobre todo, el éxito del proyecto educativo de su consejera de Educación cuando lamentaba en Italia, ante una asamblea de Comunión y Liberación, la "intromisión excesiva del Estado en la educación", y celebraba que "en esta fase de expansión de centros concertados, muchos de los proyectos nuevos estén en manos de religiosos laicos". Podía alardear la consejera, paladín de la escuela católica financiada por el Estado, que Madrid se encontraba a la cabeza de todas las regiones en el aumento de centros privados: 33% de concertados, de los que 2/3 corresponden a la escuela católica. A la gran sensibilidad de Aguirre y al proyecto educativo de Lucía Figar se debe que los alumnos madrileños de primaria y secundaria se dividan hoy por mitad entre centros públicos y privados cuando la media de España es de 69/31, la misma de Madrid hace una década.

Recuerdo bien los malos tiempos pasados, cuando cursé el bachillerato en el único instituto masculino entonces abierto en Sevilla, el San Isidoro. La casi totalidad del territorio de enseñanza secundaria estaba ocupado por una legión de órdenes y congregaciones religiosas: jesuitas, maristas, salesianos, escolapios, capuchinos, hermanos de las escuelas cristianas... Un siglo de abandono de la escuela a manos de la Iglesia, que, con el breve paréntesis de la República, solo comenzó a corregirse cuando los planes de desarrollo exigieron la elevación del nivel de escolarización. Luego, con el acuerdo de financiación de centros concertados, se estabilizó la relación entre pública y privada en una ratio aproximada de 70/30, en la espera de que aumentando la cantidad y elevando la calidad de la primera y financiando la segunda se alcanzarían porcentajes próximos a la media de la Unión Europea: 90% de escuela pública en primaria, alrededor de 86% en los dos niveles de secundaria.

Pero años de gobierno del PP han logrado que la escuela pública retroceda en Madrid hasta límites impensables hace 10 ó 15 años. Hoy resultaría imposible volver a un mapa escolar como el de Sevilla en 1950: las órdenes y congregaciones religiosas andan de capa caída. Pero Aguirre y Figar no desesperan: con el despido de miles de interinos y el bloqueo de concursos a plazas de enseñanza pública, dan un gran salto hacia la meta final: superar el listón del 70% para centros privados dejando que los públicos se hundan hasta la cota del 30%. Rendir la escuela pública a la invasión de Comunión y Liberación, kikos y demás "religiosos laicos", y no cuestiones pedagógicas: eso es lo que está hoy en juego en la Comunidad de Madrid.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Frente al dogmatismo



A partir de la lectura de un artículo de Juan Cruz (Lo que siempre son otros) puede quedar bien definida la posición del dogmático. Dogmático es aquél que no admite ninguna contradicción en sus opiniones y se aferra a sus ideas, principios y decisiones con la vehemencia extrema de quien se cree en posesión de una verdad irrefutable e incuestionable. La falta de sentido crítico anula su capacidad reflexiva y a diferencia del fanático disimula la rígidez intolerante de sus convicciones, con un cinismo imperturbable que consiste en dar la vuelta y utilizar a su favor cualquier juicio que se enfrente a sus posiciones. Así el dogmático se muestra como un fanático en apariencia elegante pero igualmente incapaz de cuestionar sus convicciones y capaz de falsear, con razones o sinrazones, los argumentos de sus interlocutores. Concluye el artículo que los peores dogmáticos -y fanáticos añadiría- son los que son incapaces de percibir su propio dogmatismo o fanatismo.

Las autoridades educativas de Madrid me temo que han caído en esta versión extrema de dogmatismo. Pero profesores, padres y estudiantes, toda la comunidad educativa, la sociedad civil me atrevería a decir, no pueden aplacar este dogmatismo ideológico con otro tipo de dogmatismo irreflexivo por muy bien intencionado que sea. La paciencia, la autocrítica, la responsabilidad, la solidaridad, el conocimiento reflexivo y el tiempo -que suele correr en beneficio de la verdad- deben llevar la sabiduría a la unión solidaria. Sólo así el éxito o el fracaso -casi siempre circusntancias pasajeras y efímeras- serán asumidos con dignidad.

Este conflicto que nos asola y apena es educativo e inevitablemente político, en el sentido filósofico e inevitable de un término que alude a todo lo concerniente al gobierno de los estados y a los asuntos públicos. Es incomprensible que muchos políticos descalifiquen su oficio calificando peyorativamente de "políticas" las intenciones o actuaciones de sus adversarios, críticos u oponentes. Y seguro que el dogmatico no encontrará en esa manifestación ninguna contradicción. Posturas fanáticas parecen aquellas en que unos dicen 40 y otros 80 para describir la misma realidad: el dato, la verdad de nuevo manipulada para defender convicciones. La mentira cínica. Se actúa con la buena o mala conciencia del que, creo que parafraseando a Galileo, tiene claro que si sus ideas y pensamientos no coinciden con la realidad, peor para la realidad.

De esta manera, las justas reivindicaciones por una educación pública de calidad ante unas autoridades dogmáticas que son capaces de poner en sus actuaciones elevadas dosis de intransigencia y maquivelismo político, deben defenderse desde la flexibilidad, la tolerancia y el espíritu crítico más impecable, sin renunciar a los ideales y fines pero sin caer en maximalismos sin salida como el de todo o nada o ahora o nunca. Para no caer en las contradicciones de toda lucha reivindicativa que debemos ser concientes de nuestras potencialidades y limitaciones; considerar siempre la fidelidad a los datos (más aún sabiendo que pueden ser cambiantes como lo es la realidad ) sin caer en la tentación de manipularlos interesadamente; buscar la unidad y solidaridad coherente de todos ( todos los niveles de la enseñanza pública y en todos los lugares) puesto que de bien común se trata; y abrir cauces de diálogo y la comunicación, aquellos que en nuestra experiencia política y memoria aparecen con el nombre de consenso. Politico es el título de uno de los diálogos críticos platónicos, el que nos transmite el imperativo de gobernar con el conocimiento adecuado que posibilite la justicia y atienda a los intereses de los ciudadanos. Y esto sólo es posible con el conocimiento y el diálogo receptivo y conciliador, dos ausentes en el dogmático fanático.

Frente al dogmatismo -a veces salpicado de intolerancia y desprecio- de la postura adoptada por muchas autoridades políticas y la impotencia e ineficacia de las demás, la respuesta sólo puede ser la movilización basada en flexibilidad, el amor a la verdad y al trabajo -a nuestra sagrada profesión-, la paciencia, el espíritu crítico y la solidaridad de los profesores y profesoras de pequeños y grandes que se deben al reto de actuar, buscando el apoyo y comprensión de las familias, dando ejemplo de profesionalidad y, si es necesario, aportando el sacrificio necesario para defender la enseñanza como inversión, esencial en la formación de ciudadanos. La perplejidad y tristeza que inspira el conflicto sólo puede ser superada por la convicción de que el diálogo urgente es la única solución. Para que no pierdan los de siempre.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La escuela pública, un satélite incontrolado y una presidenta metida a analista internacional

Por su interés testimonial reproduzco un claro y sencillo artículo de Almudena Grandes, unas atrevidas elucubraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid y una impactante noticia -divertida en cierto modo-  sobre un satélite incontrolado de la NASA que caerá en breve sobre nuestro planeta. Armaggedon. Que cada uno busque  la posible conexión entre el artículo, las declaraciones y la noticia

EL ARTÍCULO

Mentira podrida  de Almudena Grandes

EL PAÍS - Última - 19-09-2011
Soy una madre de la escuela pública. No la escogí por pobreza, ni por la imposibilidad de acceder a otro modelo. Algunas personas próximas a mí nunca han entendido esta opción, que interpretan como una muestra de tacañería, de indolencia o de irresponsabilidad respecto al futuro de mis hijos. Yo, sin embargo, creo firmemente que una escuela pública igualitaria, gratuita, laica, interclasista y de calidad, constituye el primer peldaño de la civilización y el único modelo a escala de una auténtica sociedad democrática. Solo por eso, la habría escogido, pero la calidad de la enseñanza también cuenta. En los colegios privados y concertados suelen enseñar, como norma general, docentes que no han logrado entrar por oposición en la escuela pública.
No me siento agredida por las protestas de los mejores profesores que hay en España. Lo que me ofende es que los responsables de esta situación pretendan manipular a la opinión pública presentando a padres y alumnos como víctimas de sus reivindicaciones. Y aún me ofende más que -después de haber asistido, año tras año, al recorte sistemático de recursos en la enseñanza pública madrileña- se presente una ofensiva estrictamente ideológica como una consecuencia de la crisis.

Mentira podrida. Lo que pretende el Gobierno de Aguirre, que no ahorra en los terrenos que le dona a la Iglesia católica ni en las subvenciones de los concertados, es convertir la escuela pública en una vía muerta, un reducto para ciudadanos de segunda clase. Para lograrlo, cuenta con la complicidad de una sociedad anclada en el viejo modelo franquista de los "colegios de pago" y los "pobres gratuitos". Eso es lo más triste de todo. En ningún otro país europeo, con mejores notas en el Informe PISA, sucedería nada parecido. Pero España, una vez más, es diferente y algo más, un país anormal, aunque ni siquiera lo sepa.


(Gracias Almudena por compartir mi tristeza y desvelar mis contradicciones. Espero que al menos se recupere el diálogo para que no muera nuestra enseñanza pública)


LAS DECLARACIONES:

La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, ha apuntado que para cumplir los objetivos de déficit "hay que cambiar la necesidad de gastar" y ha añadido, como ejemplo: "Si la educación es obligatoria y gratuita en una fase, a lo mejor no tiene que ser obligatoria y gratuita en todas las demás fases".
Posteriormente, y ante la polémica generada, la presidenta matizaba sus palabras a través de una red social: "Cuando hoy he dicho que la educación no tiene por qué ser gratuita en todas las fases, me refiero a estudiar un máster".
Tras ser recibida en audiencia por el rey en el Palacio de la Zarzuela, Aguirre ha precisado en todo caso que no estaba hablando de "ningún cambio" en el modelo actual de enseñanza.
"Yo lo que digo es que España está en un momento delicadísimo, como lo están otros países de la UE", ha continuado, antes de advertir de que "la crisis no está en el mundo, está en Estados Unidos -que tiene un presidente demagogo y gastador- y en algunos países de la Unión", mientras que "en el resto del mundo no hay crisis: Sudamérica está admirablemente bien y Asia también".

(Deduzco que la crisis no es mundial y que  los culpables son los derrochadores estadounidenses  de Obama y los socialistas europeos. Aprendo que no hay crisis ni en sudamérica ni en Asia -nuevamente África es el continente olvidado- La fotografía de la presidentra con el rey me hace pensar en  su futura presidencia de gobierno y, más allá,  siguiendo los pasos de sus maestros -Aznar  en Barrick Gold, Endesa y News Corporation de Murdoch- tal vez  asesorías y asientos en los  Consejos de Administración en grandes corporaciones globales. El que vale, vale)

LA NOTICIA

Un satélite incontrolado de la NASA caerá a la Tierra en los próximos días

Los expertos calculan que la reentrada del 'UARS', de casi seis toneladas, se producirá el viernes y aún no pueden precisar dónde

ALICIA RIVERA - Madrid





ELPAIS.com - Sociedad - 18-09-2011
Un satélite de observación atmosférica, de casi seis toneladas, que dejó de funcionar en 2005 y que ahora está incontrolado, caerá a la Tierra en los próximos días, según ha anunciado la
NASA. Los expertos calculan que la reentrada en la atmósfera del UARS se producirá el viernes próximo, con un margen de un día más o menos, y señalan que, a medida que se acerque el momento, podrán dar datos más precisos. Tampoco es posible indicar por ahora dónde caerá, aunque es muy probable que lo haga en algún punto sobre el océano, ya que la mayor parte de la superficie del planeta es agua.
Dado que el satélite está en órbita con una inclinación de 57 grados respecto al ecuador, cualquier pieza del mismo que no se queme en la reentrada atmosférica caería entre los 57 grados de latitud Norte y los 57 Sur. Los expertos de la NASA estiman que los fragmentos podrían extenderse en una franja de unos 800 kilómetros de largo. La probabilidad de que un trozo del satélite caiga sobre una persona es de una en 3.200, es decir, "extremadamente remota", según ha informado la NASA a
Space.com.

En el UARS no quedan combustibles tóxicos y los expertos han calculado que 26 grandes fragmentos del mismo podrían resistir la reentrada en la atmósfera, incluidas piezas de titanio y depósitos. El artefacto mide 10,7 metros de largo y 4,5 de diámetro.

El
UARS (Upper Atmospheric Research Satellite) fue lanzado al espacio, a bordo del transbordador Discovery, hace 20 años (12 de septiembre de 1991), con una masa de 5.668 kilogramos más combustible. Era un satélite, que costó 750 millones de dólares, para hacer mediciones de la capa de ozono y de la composición química de la alta atmósfera, así como de los vientos y las temperaturas en la estratosfera. Con diez instrumentos científicos a bordo, tomó datos necesarios para comprender mejor el papel de la alta atmósfera en el clima terrestre y la variabilidad climática.

Funcionó en órbita, a unos 580 kilómetros de altura sobre la Tierra, hasta diciembre de 2005 y, desde entonces, ha ido cayendo poco a poco. Los especialistas que hacen constantemente el seguimiento de las piezas de basura espacial calculaban que este año caería a la Tierra, a finales de septiembre o principios de octubre, y se ha adelantado un poco la fecha respecto a las previsiones iniciales, seguramente debido al fuerte incremento de la actividad solar que se está registrando.

A medida que se aproxima el momento de la reentrada, los expertos del
Joint Space Operations Center (JSOC), en la base de la Fuerza Aérea de EE UU en Vandenber (California), van acumulando más datos sobre el satélite y van mejorando sus predicciones de hora y lugar de caída. No hay comunicación con el artefacto y el seguimiento de su trayectoria se realiza mediante radar y telescopios, pero el efecto del flujo solar y la propia orientación del UARS influyen en su caída. El JSOC, a partir de ahora, informará diariamente acerca de la reentrada del satélite, y en las últimas 24 horas emitirá varias notificaciones con todos los datos y alertas, según informa la NASA.

(Pese a las remotas posibilidades de que nos toque aquí en Madrid, espero que nos avisen - a todos y todas- cuando vaya a precipitarse sobre nuestras cabezas... y que no sea el acto inaugural de un apocalíptico y cinematografico 2012)

domingo, 18 de septiembre de 2011

La visión del mercado, recortar el futuro, una pregunta dominical de perplejidad y un libro de Historia


Recortando el futuro titula Informe Semanal  un reportaje que nos debe hacer recordar que La educación es una inversión. Nos lo confirma el ministro Gabilondo, con una bondad que no impide que nos surja la duda:



¿Para que sirve el gobierno de España?
¿Para qué sirve le Ministerio de Educación?

Desde Murcia, las Preguntas son  de una cartagenera que nos lleva a reflexionar sobre el modelo estatal que  tenemos en nuestra España (como estado, nación, nación  de naciones, comunidad de ciudadanos, colectivo de pueblos, sociedad civil o cómo queramos entender su compleja realidad) cada vez más invertebrada. Hace falta, al menos, una educación y  una sanidad basadas en el interés común y único de todos los ciudadanos.



Sobre el problema de España se ha escrito mucho en las últimas décadas.  Acaba de aparecer un libro,  La mirada del historiador,  que es un repaso a la obra historiográfica del Santos Juliá. Esta obra no lleva a otra  del homenajeado,  Hoy no es ayer. Ensayos sobre la España del siglo XX  que recopila diferentes trabajos y plantea, entre otras cosas, la dicotomía entre historia y memoria. Sobre esta cuestión he encontrado interesante la polémica surgida en la revista Hispania nova entre Santos  Juliá y  los historiadores  Ruiz Torres y Espinosa Maestre en el dossier Generaciones y memoria de la represión franquista (2007).

Las nuevas generaciones deben conocer su pasado. Una de las tareas de la educación, entre otras. Porque  educar es invertir en el futuro para  crear una sociedad mejor y más justa. Para este fin es indispensable una educación pública que garantice a todos  la igualdad de oportunidades, la atención a la diversidad y potencie los valores ciudadanos esenciales de libertad, esfuerzo y trabajo, respeto, responsabilidad y solidaridad. Que así sea.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

En septiembre. Entre la incomprensión, la esperanza y la ilusión.

Vuelve septiembre.

Septiembre, un mes para revisar una serie imprescindible, una auténtica lección de historia

Durante estas pasadas vacaciones de verano he  ordenado mis notas sobre algunas  novelas como  Riña de gatos (Eduardo Mendoza) y La caída de los gigantes (Ken Follett) y he empezado a trabajar con los ensayos Sobre el olvidado siglo XX (Tony Judt) y La herencia del pasado (Ricardo García Cárcel) para  valorar sus posibilidades didácticas en las materias de Historia de  Bachillerato. He leído Los años del miedo y De la alpargata al seiscientos de Juan Eslava y Galán, libros de los que espero sacar contenidos para ilustrar la vida cotidiana en la España del siglo XX tanto para 4º ESO como para la Historia de España de 2º Bachillerato. He adquirido también La historia de España en sus documentos de Enrique Moradiellos, libro útil para reforzar el análisis de textos y fuentes que este curso también se potencia en la prueba de acceso a la Universidad.
Para la ESO he seleccionado varias entradas de  Menudas historias de la historia -anécdotas, despropósitos, algaradas y mamarrachadas de la Humanidad- que junto a los podcasts de efemérides de  Nieves Concostrina en RNE, servirán para dinamizar e introducir muchas clases de historia . Menos tiempo he podido dedicar a la búsqueda y catalogación de recursos de internet, como los que ofrece la página web de RTVE, un auténtico vivero de materiales audiovisuales que convenientemente planteados y adaptados pueden dar un juego de aprendizaje espléndido y a  múltiples actividades para Ciencias Sociales de la ESO.  A lo largo del mes de septiembre seleccionaré y trabajaré los más interesantes. Durantes estas semanas,  en el pueblo asturiano en el que he estado me he visto obligado casi  a prescindir -haciendo de la necesidad virtud-  del mundo de Internet. Esta circunstancia es, por otra parte, afortunada al no tener más remedio que  privilegiar la lectura profunda sobre la más superficial que nos impone la Red (me remito al ensayo Superficiales. Lo que internet está haciendo con nuestras mentes de Nicholas Carr).

Ayer mismo acabé con Mundo consumo de Zygmunt Bauman que me aconsejaron para buscar posibilidades de conexión interdisciplinar -el denominado transconocimiento que diría Sánchez Ron- en varias materias de Bachillerato como Economía, Filosofía, Psicología e Historia. La verdad es que no me ha convencido demasiado. Tal vez había puesto excesivas expectativas en el libro que me ha parecido poco claro y algo errático pese a su interesante observación de algunas peculiaridades de la modernidad líquida del  mundo globalizado.


 En algunos momentos del verano  he intentado -con más voluntad que éxito- poner al día mis conocimientos de inglés para afrontar los cursos de la Escuela Oficial de Idiomas y mi propósito a corto plazo de habilitarme en inglés para poder impartir clases en los cursos bilingües. Tendré que recurrir a la inmersión si quiero despegar de una vez y sobrevivir al reto.
Mi pasión por el cine como recurso didáctico la he cubierto con la adquisición de los libros 100 documentales para explicar historia de Caparrós Lera, Magí Crusells y Ricardo Mamblona, Películas clave del cine histórico de Enric Alberich y con la relectura de los artículos de La mirada encendida de Ángel Fernández Santos, lecturas que sin duda serán útiles para mejorar los cursos en línea de cine en los que colaboro con el CRIF Las Acacias. No me ha quedado tiempo para ver más que algunas películas de cine de entretenimiento- no muy destacables, si acaso El origen del planeta de los simios y Super 8- y sobre todo el expepcional drama En un mundo mejor (Susanne Bier, 2010) que  reflexiona sobre los ideales y la violencia, la familia, la escuela y la educación, desmintiendo, con un final feliz, el determinismo de una  pulsión de la naturaleza humana que obliga a responder a la fuerza con fuerza, "a la maldad con maldad" como recita el coro de La Orestíada de Esquilo.

También  he podido volver a ver los seis episodios de la serie de La forja de un rebelde,  adaptación televisiva de Mario Camus de la novela autobiográfica de Arturo Barea. Y me espera el reto de recuperar la imprescindible serie Arriba y abajo que acaban de poner en mis manos con sus cinco temporadas y algunos capítulos inéditos.



Y, como no,  lo fundamental de estas vacaciones, he tenido tiempo suficiente para descansar y disfrutar de los placeres estivales, de mi querida aldea asturiana y por supuesto de mi familia y amigos.

Ahora, de nuevo se echa el tiempo  encima. En septiembre, tras los exámenes extraordinarios y evaluaciones toca  revisar programaciones, volver a ordenar los viejos materiales, incorporar los nuevos recursos, actualizar blogs didácticos, intentar por fin acabar de dar forma al Aula Virtual de Historia - también la de Geografía-, reuniones de coordinación y muy pronto empezar las clases y afrontar toda la diversidad y complejidad de actividades que las envuelven  y acompañan, desde la preparación y planificación de clases y materiales,  hasta las tareas de tutoría, actividades extraescolares, coordinación, seguimiento, corrección y evaluación. Tareas todas de una profesión  digna, necesaria, admirable y maravillosa. Al menos así la siento tras casi un cuarto de siglo dedicado a ella. Trabajo, como otros muchos, no exento de dureza y algunos malos momentos de disgusto y angustia, de tensiones y conflictos. Pero puedo asegurar que al final nos quedamos con los logros conseguidos y la ilusión de que el próximo curso todo irá bien, todos seremos mejores.

Y así, con el ánimo puesto en emprender el nuevo curso con ilusión y esperanza, me encuentro con la descalificación, la ofensa miserable que pone en duda la profesionalidad de nuestro oficio desde la ignorancia o tal vez desde  el interés malintencionado e interesado. Y aún más que indignación me asalta la tristeza y la verguenza. Deseo que todo se solucione cuanto antes porque nos esperan los estudiantes y sus familias que son nuestra razón de ser y a los que gobernantes y educadores les debemos ejemplaridad y responsabilidad. Lo que está en juego es  el futuro de la convivencia social,  de la educación como servicio público necesario para conseguir una sociedad más justa y solidaria con ciudadanos  felices y libres. Si tenemos que dar más horas de clase las daremos con mucho gusto, pero que esta circunstancia no sea utilizada por los políticos, gestores y burócratas para encubrir un nuevo recorte de recursos y profesores que sólo sirve para empobrecer la calidad de nuestro sistema educativo y generar injusticia y desigualdad.  Volveré a preguntarme -siguiendo los consejos de José Antonio Marina- que puedo hacer para solucionar estos conflictos que atacan y desangran a nuestro sistema educativo. Como luchar por la dignidad de esta profesión y los derechos de los alumnos y alumnas a una enseñanza de calidad Mientras tanto, Elvira, gracias por tu comprensión, gracias por tus palabras. Gracias

Profesores

ELVIRA LINDO

EL PAÍS - Última - 07-09-2011
Confundir horas lectivas con horas de trabajo no es gratuito, es una manera de contribuir al lugar común de que los profesores trabajan poco. Tampoco es nuevo: siempre que se trata de estrechar los derechos laborales en la enseñanza alguien deja caer, como de manera inocente, que los docentes de la educación pública gozan de más ventajas que el resto de los trabajadores. Por más que se informe sobre los desafíos a los que se enfrenta un profesor en nuestros días, siempre habrá un buen ciudadano que llame a la radio o escriba al periódico para informar, por ejemplo, de las largas vacaciones que disfrutan los maestros. Es un clásico. A los políticos se les llena la boca con que no hay inversión más útil en nuestro país que la destinada a educación, hasta que un día se ponen a hacer números y empiezan por ahí: prescindiendo de interinos y poniendo sobre los hombros de cada trabajador dos horas más.
Explicar que ser profesor no consiste solo en dar clase debería de ser innecesario. ¿Qué consideración se les tiene a los docentes si se extiende esa idea? El profesor enseña, pero también corrige, ha de preparar sus clases, perder un tiempo precioso en absurdos requerimientos burocráticos y, en ocasiones, hacer labores de trabajador social. La educación requiere ahora más energía que nunca y no es infrecuente que el enseñante desarrolle patologías físicas o psíquicas. Su trabajo cansa, es más duro que muchos de los trabajos que nosotros realizamos. Los niños y los adolescentes son grandes devoradores de la energía adulta. Los escritores que hemos visitado colegios e institutos lo sabemos: dos horas dando una charla ante una vampírica muchachada te dejan para el arrastre.

¿Cómo pretenden los responsables del injustificable derroche autonómico que se comprenda que el sacrificio ha de comenzar por los que ya están sacrificados?