domingo, 29 de abril de 2012

Dos africanos para pensar sobre si otro mundo es posible

Demba Diaw y Teodor Obiang

"Mientras los beneficios (de unos pocos) siguen siendo individuales, los riesgos ( de la mayoría) se socializan"

En Creadores de escasez de Joaquín Estefanía

Invertir en educación y sanidad, ciencia y tecnología. Potenciar la investigación e innovación creativa. Tener paciencia para esperar los resultados a corto y medio plazo. Gobernar con un proyecto que sea explicado y asumido por los ciudadanos para reforzar la cohesión social y afrontar los sacrificios y restricciones con la esperanza de un futuro mejor para todos, para las nuevas generaciones que se están forjando. Pensar que no podemos ser libres entre esclavos ni ser felices cuando nos rodea la miseria, la injusticia  y la pobreza

Nada de eso. Sigamos con mercados deificados, primas de riesgo, deudas soberanas, con Bolsas que suben y bajan apara recoger beneficios que enriquecen a poderosos y ambiciosos, a los que tienen información o situación privilegiada en la jerarquía globalizada de los poderes del mundo. Recortes en servicios sociales, subidas de impuestos para reducir el déficit sin apenas tocar el complejo institucional burocratizado por el que las fugas de recursos acaban en las manos de unos cuantos directa o indirectamente. Clientelismo. Incoherencias ideológicas. Primero una campaña contra la subida del IVA justificada en una ortodoxia ideológica que se derrumba cuando el Banco Central Europeo y el FMI exigen subir impuestos desde las mismas premisas. (¿no se puede subir el IVA en los productos de lujo o superfluos y mantenerlo o reducirlo en los de primera necesidad social?). Ahora, sólo ahora mucho tiempo después, los burócratas europeos descubren la necesidad de estimular la inversión para crecer y crear empleo (¿ahora , sólo ahora se dan cuenta?) y se inventan un nuevo Plan Marshall. En el anterior, salimos de una guerra caliente y nos metímos en una guerra fría de la mano de la inversión estadounidense que imponía su modelo económico para empezar la edad dorada del capitalismo que duró hasta que el petróleo dejó de ser barato y perdimos todas las colonias de las que habíamos sacado recursos y materias a precio de saldo y sangre; en esta ocasión tal vez sean los bancos chinos los que nos traigan su modelo de "un país, dos sistemas", un capitalismo de estado y partido único: algo de este modelo esta afianzándose en muchos lugares del mundo.

De este modo,  los estados se convierten en instrumentos al servicio de quienes los controlan y su clientela del “bloque difuso de poder en la sombra”. Si es rentable una actividad se privatiza, si genera perdidas se estataliza para que sea mantenida por los impuestos de los ciudadanos/contribuyentes/consumidores/alienados. Los mismos impuestos que alimentan el  capital del aparato estatal e institucional con  “bancos centrales” prestando ese dinero al 1% a  otros bancos para que compren deuda de los países asfixiados por deudas –deudas creadas a través de mercados manipulado  y por la ineficacia y corrupción de sus gestores-  recibiendo  un interés cinco seis veces mayor. Se cierra el círculo y unos quedan dentro y la mayoría fuera. Es decir el dinero público, nuestro dinero, el que se genera mediante el trabajo y no mediante la especulación, pasa a manos de  bancos al 1% para que nos lo vuelvan a prestar por lo menos al  5%. Este es una difusa percepción, pues el mundo financiero es premeditadamente incomprensible en forma y fondo para que  no podamos  desentrañar los perversos mecanismos económicos y de acumulación de capital para que el ciudadano ignorante por sumisión e impotencia cognitiva, se entregue al juicio rápido orientado por los expertos manipuladores o la distraída falsa emoción del ocio estéril, del espectáculo de ficción. Pan y toros, en muchos sitios ni pan ni toros.
No es inevitable el saqueo de recursos e ilusiones del que constantemente tenemos noticias. Sin duda, encontraríamos ejemplos en nuestras tierras. Este mundo se resume en dos africanos y sus familias : Demba Diaw el inmigrante senegalés temeroso de perder la cobertura sanitaria para tratar su corazón enfermo y Teodoro Obiang creador de una inmensa fortuna a través de una red de blanqueo de dinero procedente de la corrupción del gobierno guineano y utilizando los asépticos cauces financieros legales de bancos y empresas.

Otro mundo es posible. Un mundo en el que la libertad y bienestar de las personas no se construya sobre la miseria de los demás, en el que la igualdad de oportunidades permita la solidaridad y la cohesión social, en el que los avances en la ciencia, en la salud y la educación sean compartidos y algo parecido a la felicidad –tan difícil en nuestra vulnerable y efímera naturaleza física y psíquica humana- pueda ser experimentado por el mayor número posible de seres humanos. Sin esa aspiración educativa no tenemos futuro. Para ese otro mundo hace falta imaginación y educación en otros valores que no se reduzcan a la lógica y ambición despiadada de los dioses del mercado. Ya les hemos dedicado demasiadas inmolaciones y ofrendas en sus altares financieros